En el informe escrito por el conde Vivero, encontramos varios puntos que parecen
extraños para los lectores. Uno de ellos es su modo de pronunciar los lugares de Japón.
Por ejemplo, él registró Edo como “Yendo” y Suruga como “Surunga” ¿Se debe
este hecho simplemente a errores auditivos? Si no fue por este tipo de error, ¿por qué razón
escribió “Yendo” y “Surunga”? Es que los japoneses de aquel entonces pronunciaban de esa
manera, y por eso él representaba las palabras correctamente según las oía.
En realidad, la pronunciación de las palabras no es invariable, sino que va
evolucionando con el transcurrir del tiempo. Aquí citaré un ejemplo famoso. La palabra que
actualmente pronunciamos “haha (mamá en japonés)” era “papa” en los tiempos antiguos.
No se trata de la inversión sexual, sino que se debe al cambio fonético. El sonido de la línea
de “ha (se pronucia como “ja” en español)” actual se pronunció con la consonante “p” en los
períodos Heian y Kamakura. Al comenzar el período de Muromachi, la pronunciación
cambió a “f” y se usó el sonido con “h (j)” en el período de Edo, el cual se ha conservado hasta
la fecha.
Entonces, ¿cómo ha sido posible averiguar lo anterior sobre épocas en las que no
existía la grabadora? El estudio se realiza con dos métodos principales. En el primero, se
localiza una parte de algún documento antiguo donde se registra la sílaba “ha” actual, y se
hace una presunción relacionada con su pronunciación a través de algún comentario
referente a la misma. Como un ejemplo concreto, tenemos una adivinanza que dice; “Se
puede encontrar dos veces con la mamá (papa en japonés), pero ni una vez con el papá
(chichi). ¿Qué es?” La respuesta; “los labios”. Es decir, los labios se juntan dos veces cuando
se pronuncia “papa”, por lo que la palabra “mamá” en japonés se pronunciaba como “papa”
en aquel entonces.
En el segundo, se presume la pronunciación de los tiempos antiguos basándose en
los documentos elaborados por los misioneros cristianos y los extranjeros que llegaron a
partir del período de Muromachi, y que escribieron las palabras en japonés con letras
romanas. Los sonidos de la línea de “h” en la época de Muromachi se representaron con la
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“f”. En el diario del inglés llamado Cock(?) se usó la “h” en la época de Edo (se escribió
Haconey para “Hakone”, por ejemplo). En resumen, el sonido actual de la línea de “ha” ha
sufrido un cambio fonémico de “p”, “f” a “h”.
Analizaremos la palabra “Yendo (Edo)” de la misma manera. En primer lugar, nos
damos cuenta de que en los tiempos antiguos existían tres sonidos para la vocal “e” actual.
Se pronunciaban de distintas maneras como “e”, “ye” y “we” de las líneas de “a” (vocales),
“y” y “w”, respectivamente. En las obras realizadas por Kino Tsurayuki en el período de
Heian, encontramos el uso de distintas letras de kanji para representar los sonidos “e” y
“ye”. En cuanto al “we”, podemos observar otra escritura en otros documentos antiguos. A
finales de la era de Heian, se uniformó en “ye” y desaparecieron los sonidos “e” y “we”. Se
escribían con “ye” en todos los documentos de la religión cristiana en la era de Muromachi.
En esta era el centro político de Japón se localizaba en la región de Kansai (en el oeste), y el
conde Vivero debe haber utilizado la pronunciación de esa región para escribir “Ye-ndo
(Edo)”. ¿Por qué se ha llegado a pronunciar como “e” actualmente?” La razón es que el
centro político se trasladó a Edo (en el este) y, por eso, recobró la fuerza la pronunciación “e”
de la región de Kanto. Sin embargo, según los comentarios registrados en ese entonces, la
pronunciación “e” sonaba “descortés” y se recomendaba no utilizarla. Dado que el antes
citado escritor Kino Tsurayuki aplicó el kanji para “ye”, podemos darnos cuenta de que el
sonido “e” de “Edo” se pronunciaba como “Ye”.
Ahora bien, ¿qué pasó con el sonido representado por “ndo” de “Ye-ndo” y “nga” de
“Suruga”? Según los datos registrados, desde los tiempos antiguos hasta la era de
Muromachi, los sonidos de las líneas “ga” y “da” se nasalizaban, por lo que lo correcto sería
escribir con “nga”, “ndo”, etc. Estos sonidos fueron reemplazados por los “ga” y “do” de la
pronunciación clara de los habitantes de Edo en la región de Kanto, y se arraigaron más
adelante. Por consiguiente, las palabras “Yendo” y “Surunga” escritas por el conde Vivero
estaban de conformidad con la pronunciación auténtica de aquel entonces, y no se cometían
errores auditivos.
En México se pronuncia como “Biombo” la mampara formada por varios bastidores
articulados, tal vez sea porque se haya quedado la pronunciación de aquella época en la que
fue llevado a México vía Filipinas.
Continuará...
Att. Miss M.
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